La globalización, el impacto para México y las economías emergentes
Globalization, the impact on emerging economies and Mexico
Blanca Hortencia Morales Vázquez
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
rafael.campos@correo.buap.mx
Karla Liliana Haro Zea
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
kharozea@gmail.com
Resumen
La globalización de la economía ha implicado una convergencia de modelos socio-económicos nacionales para la mayor parte de los analistas. De esta manera, a pesar de que la economía liberal de mercado de Estados Unidos y de otros países anglosajones es solo una de las “variantes del capitalismo”, hay la tendencia a debilitar el modelo de los países con “economías de mercado coordinadas”, como Alemania y los países nórdicos. (Bizberg, 2007)
Asimismo, la globalización no solo ha traído grandes cambios en los sistemas económico, financiero y político del mundo, sino también ha acarreado grandes consecuencias a la educación y en particular a la educación superior; esto porque como se ha demostrado en los mercados, son un referente obligado para la creación de la innovación y particularmente la tecnología, lo cual nos permite generar valor a la producción. Por lo tanto, América Latina y en especial México deben redefinir la dirección de su educación superior a fin de mejorarla y equipararla con los estándares internacionales en competitividad.
Palabras clave: globalización, economías emergentes, educación superior, investigación, tecnología, internacionalización.
Abstract
The globalization of the economy has led to a convergence of national socio-economic for most analyst models. Thus, despite the liberal market economy of the United States and other English-speaking countries is just one of the "variants of capitalism," there is a tendency to weaken the country model with "coordinated market economies" such as Germany and the Nordic countries. (Bizberg, 2007)
Furthermore, globalization has not only brought great changes in the economic, financial and political systems of the world, but has also caused substantial consequences to education and particularly higher education; this because as demonstrated in the markets are a must for creating innovation and technology particularly concerning, which allows us to add value to the production. Thus, Latin America and especially Mexico must redefine the direction of his superior in order to improve it and equate it with international standards in education competitiveness.
Key Words: globalization, emerging economies, higher education, research, technology, internationalization.
Fecha recepción: Marzo2013 Fecha aceptación: Mayo 2013
La globalización, el impacto para México y las economías emergentes
Para la mayor parte de los analistas, la globalización de la economía ha implicado una convergencia de modelos socio-económicos nacionales. De esta manera, a pesar de que la economía liberal de mercado de Estados Unidos y de otros países anglosajones es solo una de las “variantes del capitalismo”, hay la tendencia a debilitar el modelo de los países con “economías de mercado coordinadas”, como Alemania y los países nórdicos. (Bizberg, 2007)
De esta forma, el impacto de la globalización sería una tendencia entre los estados-nación que lleva al predominio de las fuerzas de mercado y el individualismo sobre la solidaridad social y el intervencionismo estatal.
Tanto en Canadá como en México la principal crítica que se hace a la globalización y al TLCAN es que las élites han renunciado al control de los movimientos de capital y que por encima de la cohesión social han convertido a la competitividad en su prioridad para integrarse al mercado internacional.
Esto es crucial para todo Estado y en especial para el canadiense que, a diferencia del norteamericano, ha basado su ciudadanía y concepción misma de nación sobre la igualdad y la cohesión social.
En América del Norte, Estados Unidos impuso su concepción de regionalización basada en la libertad de mercados acoplada a la soberanía de los Estados.
En el caso europeo, por el contrario, los países se han decidido por una regulación de los mercados y una cooperación creciente para establecer un derecho supranacional de inversiones y competencia fundamentado en el bien común.
México no ha podido encontrar una trayectoria buena para su desenvolvimiento económico. La pobreza, el desempeño productivo, el empleo y los salarios e ingresos de la mayoría nos remiten a una forma de vida precaria e insegura, con un cúmulo creciente de necesidades insatisfechas y capacidades sofocadas. (Cordera, 2012)
El estancamiento de la economía mexicana daba cuenta precisa, aunque breve, de sus ideas sobre los resultados ingratos de las mudanzas sufridas por la economía política de México en los últimos veinte años del siglo XX.
Aunque no haya vuelta atrás, el crecimiento de los últimos veinte años desmerece frente a los resultados de la estrategia económica previa. Entre 1950 y 1982, el producto se expandió a una tasa anual de 6.5 % y el ingreso por habitante al 3 %. Las cifras comparables de los siguientes dos decenios son 2.4 % con casi un estancamiento del producto per cápita; el ritmo de ascenso del producto mexicano en 1980-2000 es 45 % menos al alcanzado en Estados Unidos, cinco veces inferior al de China, y dos y media respecto a Irlanda y Chile. La transición mexicana al mundo globalizado no se ha encauzado por las mejores sendas. (Nexos, 2012)
En días pasados, Urquidi ofreció a los miembros del Centro sus estimaciones más recientes:
con base en el importante trabajo de Angus Madison (The World Economy: Historical Statistics, OCDE, París, 2003), Urquidi preparó un cuadro que, entre otras cosas, nos dice lo siguiente: en 1981 el PIB mexicano fue de 469 972 millones de dólares “internacionales” (calculados con las paridades de poder de compra de las monedas nacionales en relación con el dólar). A partir de entonces, la producción osciló casi siempre a la baja y solo pudo superar la cifra mencionada en 1989, cuando llegó a 491 767 millones de dólares. En 2000 fue de 724 371 millones y en 2001 se estimaba menos, en 722 198 millones, cuando la recesión arrancó y se extendió hasta el año pasado. A su vez, el producto por persona registró daños mayores: en 1981 era de 6 683 dólares internacionales; en 1989 de 5 936 dólares y no fue sino hasta 1999 que se puso por encima del dato inicial: 6 877 dólares y 7 218 en 2000. En 2001 este indicador se redujo a 7 089 y no dejó de hacerlo sino hasta los primeros meses de este año. (Este País, 2012)
Las cifras pueden discutirse, pero no las tendencias ni sus contenidos sociales básicos: México no ha podido encontrar una trayectoria buena para su desenvolvimiento económico y con todos los éxitos que se quiera en materia de lucha contra la pobreza, el desempeño productivo, del empleo y de los salarios e ingresos de la mayoría nos remiten a formas de vida precarias e inseguras, con un cúmulo creciente de necesidades insatisfechas y de capacidades sofocadas.
La libertad y el desarrollo van de la mano, nos ha propuesto Amartya Sen, pero no hay forma de asegurar que esta sintonía se dé por el hecho de que los índices internacionales nos declaren hoy un país más libre y democrático que ayer.
Puede argumentarse que lo que está detrás de todo esto es la falta de nuevas reformas, a partir de lo cual se ha creado en México una especie de mito disfrazado de modernidad.
Entonces, cuando se quiso convertir el cambio estructural hacia la globalización en fast track a Nirvana, nada de esto se previó o discutió a fondo. Las reformas se reforzarían unas a otras y el mercado, libre y globalizado, se encargaría de lo principal. Pero no ocurrió así y ahora, apenas arrancada la alternancia, nos tenemos que preguntar si la democracia aguantará el vaciamiento de la política y si el Estado sacará fuerzas de flaqueza para reconvertirse en un centro capaz de sostener la pluralidad y los litigios sin fin ni cauce que la han acompañado en su estreno formal.
El proceso de globalización se inicia desde los años cincuenta, época en que la economía internacional establece las bases de lo que sería su desarrollo posterior.
Si se quiere evaluar qué tan favorable ha sido la globalización para un país, se debe llevar a cabo un análisis objetivo, con una perspectiva de largo plazo y en todos los ámbitos de la vida nacional. Urquidi criticó la falta de visión que ha caracterizado a los estudios sobre México y a la ejecución de políticas, así como la poca capacidad para examinar la interrelación entre lo global y lo nacional. Señaló que México tiene actualmente limitaciones para lograr una posición ventajosa en la globalización; sin embargo, puede instrumentar políticas de largo alcance y readaptarse institucionalmente, es decir, necesita definir una estrategia que le permita avanzar hacia el desarrollo sustentable y equitativo.
Aparte del examen que se sugirió acerca del libro México ante la globalización, el ponente presentó algunas consideraciones propias, insistió en que en México no se perciben o no se cuestionan las implicaciones de la globalización, por ejemplo, la vulnerabilidad del país frente a acontecimientos que previamente no lo hubiesen afectado debido a su organización política y económica. Sin embargo, el país debe adaptarse a los acontecimientos internacionales pero sin precipitarse. México, a su juicio, no debe optar por una apertura total. Es necesario reflexionar sobre el hecho de que lo global afecta todos los ámbitos nacionales y, por lo tanto, se requiere un modelo flexible para insertarse en la globalización, tratando de obtener el mayor beneficio posible.
Urquidi señaló que México abordó una estrategia titubeante, que desembocó en el Tratado de Libre Comercio sin que se vislumbraran necesariamente resultados alentadores en los diversos ámbitos de la vida nacional. Al respecto, afirmó que ningún país ha podido participar en el mercado internacional sin desarrollar simultáneamente su mercado interno.
En este sentido, hizo ver la necesidad de modificar la estrategia económica mexicana que ha descuidado –especialmente a partir de la crisis de 1995-1996– la generación de empleos productivos y ha dejado caer el poder de compra con consecuencias negativas para el mercado interno. El necesario cambio de rumbo supone la revalorización de esferas básicas de la vida nacional, tales como el papel del sector agropecuario, la educación y la capacitación productiva, el desarrollo regional y, muy especialmente, la política social.
“México ha entrado a la globalización de la peor manera, pues al carecer de políticas activas propias y sometido cada vez más a los intereses de Estados Unidos, no ha logrado un desarrollo integral”, señaló el doctor Alejandro Dabat Latrubesse, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
El académico universitario, quien forma parte del Programa de Globalización, Conocimiento y Desarrollo desde la perspectiva mexicana (PROGLOCODE), comentó que esta pasiva asimilación de la globalización y de los nuevos paradigmas productivos establecidos por la economía del conocimiento, han generado en el país impactos sociales y económicos negativos que dificultan el desarrollo y el progreso nacional.
El doctor en economía dirigió la investigación sobre Estados Unidos, la crisis internacional y la perspectiva de la economía del conocimiento. Un enfoque desde la óptica mexicana, indicó que las pocas oportunidades para los jóvenes han generado una sociedad de desesperación, en la que el consumo de drogas se ha convertido en un fenómeno en aumento.
El investigador de la UNAM subrayó que una parte de estos problemas surge por la propia naturaleza de la gran empresa mexicana que, en lugar de innovar en tecnología y crear cadenas productivas nacionales, invierte en el extranjero.
Los emprendedores mexicanos están considerablemente globalizados, invierten en todos lados, crean empresas, viajan alrededor del mundo y se incorporan plenamente a la nueva sociedad hedonista a expensas de la inversión productiva, lo que evita que el país vaya hacia arriba.
Lo que está ocurriendo en China se conoce como escalonamiento hacia arriba, es decir, ha aprovechado la entrada de nuevas tecnologías para ir subiendo y así competir con los países de punta. Esto lo ha hecho sobre la base de una movilización masiva de la población para generar aprendizaje.
Aunque México no puede dejar de relacionarse con Estados Unidos por razones territoriales, históricas, económicas y demográficas, sí puede mejorar sus mecanismos políticos para tomar distancia del vecino del Norte y diversificar sus relaciones con China, India y América del Sur y siguiendo su ejemplo, puede fortalecer el papel del Estado, de las instituciones públicas y la inclusión social de su población. (Dabat, 2012)
En ese sentido, dijo, la UNAM juega un papel muy importante en la generación de estos cambios, pues puede forjar una conciencia en su comunidad sobre los problemas nacionales, buscando el aprendizaje de experiencias exitosas de otros países para encontrar soluciones óptimas.
La globalización puede verse desde dos perspectivas diferentes. La primera "parte de la idea de Estados soberanos que actúan en forma privilegiada desde el campo político –y militar– y que están en creciente interdependencia y coordinación internacional entre ellos". La segunda propone como característica principal una fuerza económica –no identificada con las divisiones territoriales de los Estados– que rige los procesos globalizadores. Entre sus rasgos principales están los siguientes. La globalización expresa una tendencia convergente en lo político, lo económico y lo cultural, así como la intensificación y alargamiento de las relaciones sociales gracias a la formación de una red que cubre todo el globo. También hay que mencionar su función como destacada legitimadora de la democracia liberal.
La globalización ha desarrollado la concentración de la producción, el intercambio comercial, las decisiones, el progreso tecnológico y la riqueza en unos cuantos países y en pocos cientos de empresas. Esto trae repercusiones negativas, desde la creación de "nuevos pobres" y la migración masiva de gente de países en desarrollo, hasta el aumento de la criminalidad y los sentimientos xenofóbicos y discriminatorios. Además, la marginalidad de los países y regiones pobres se acentúa debido a la disminución notoria de la inversión extranjera y la transferencia de tecnología.
La globalización en México también ha traído consecuencias en las áreas económica, política, social y cultural. En la económica, por ejemplo, debido a que ante las nuevas reglas de competencia las empresas se ven llamadas a "buscar formas para aumentar sus ventajas comparativas", las primeras líneas de acción que se han tomado han sido la reducción de los niveles salariales, la modificación de las reglas del mercado laboral, la reducción de las cargas fiscales para los inversionistas y productores, y su aumento para los consumidores. La Reforma al Impuesto sobre la Renta de la administración de Salinas de Gortari iba también encaminada a "reducir de forma sustancial las tasas impositivas a las empresas y a las personas físicas", y para lograr la meta sin perder recursos fue necesario ampliar la base impositiva.
Para ello se introdujeron varios cambios en las formas de registrar y auditar a los contribuyentes, como la modernización y la actualización de las bases de datos; el establecimiento de auditorías a una proporción importante de los contribuyentes (10 %), por medio de muestreos aleatorios; la obligación de emitir recibos foliados... además de promoverse la penalización de delitos fiscales, que hasta entonces era prácticamente inexistente. También obligó la Reforma a las empresas a pagar el 2 % del valor de sus activos, medida que perjudicó bastante a la pequeña empresa y generó mucha inconformidad. Pero ha sido la globalización financiera, un fenómeno reciente de la globalización, la que peor ha golpeado a la economía mexicana, debido a que aquella provoca la ampliación de la vulnerabilidad de los países pobres y endeudados al depender cada vez más de capitales extranjeros volátiles con los que es muy difícil renegociar deudas, en razón de su alto grado de dispersión y fragmentación. (Béjar, 2012)
Culturalmente, la globalización podría "pasar de lado por el México multicultural, sin modificar su actual estado de marginación económica y social" (primera hipótesis), o repercutir en las comunidades étnicas de dos maneras opuestas (segunda hipótesis). La primera prevé la desintegración y/o disolución de las diferentes culturas, ya sea mediante el despojo de sus territorios o por la creciente migración urbana. La segunda pronostica la reintegración al proceso de modernización "a partir de la incorporación creativa de la innovación y de un cambio selectivo, económico y cultural, desde la lógica de su propia identidad". (Béjar, 2012)
En lo político, la globalización repercute principalmente provocando nuevos cuestionamientos al concepto de soberanía y nuevas y mayores presiones exteriores que modifican radicalmente a los estados-nación.
El llamado proceso de "desconexión" es inevitable para muchos países y regiones. Es impensable que todos puedan entrar al paraíso capitalista. Pero lo fundamental a considerar es esa característica amoral que tienen los resultados de liberar las economías. ¿Tienen justificación? ¿Qué valor e importancia tienen ahora los lazos de solidaridad entre las partes de un conjunto bastante heterogéneo? ¿Qué influencia pudieran tener las enseñanzas que se desprenden del juego brutal en la esfera inmediata de nuestras relaciones personales? Vaya que la moraleja más obvia es cruel, es egoísta y es indiferente como la naturaleza misma, y vaya que esta y sus leyes se imponen hasta en los libros de economía y en las políticas más razonadas de los Estados.
Al acercarnos al final de 2012, las señales no son positivas. Vivimos en un entorno macroeconómico mundial turbulento. Los países siguen tratando de encontrar soluciones apropiadas para la crisis económica y el desempleo mundial sigue siendo demasiado elevado. Aunque hemos visto algunas señales positivas últimamente, la crisis de la deuda soberana en Europa aún no ha amainado y sigue teniendo consecuencias para el ajuste fiscal en algunas de las economías de la zona del euro y para las perspectivas económicas de los mercados de los países en desarrollo, en particular los de África, dados los fuertes vínculos económicos que los unen a Europa. Y esas incertidumbres económicas siguen causando un malestar social y una turbulencia política que tienen consecuencias trascendentales para la seguridad mundial.
Recientemente, la OMC revisó a la baja sus proyecciones de crecimiento del volumen del comercio para 2012 al 2.5 %, frente al 3.7 % pronosticado en primavera. Se prevé que las exportaciones de los países en desarrollo y de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) crezcan 3.5 % y las de los países desarrollados en aproximadamente 1.5 %. Esas perspectivas desalentadoras reflejan las graves consecuencias que la crisis de la deuda soberana europea y la desaceleración del crecimiento de la producción mundial han tenido en el comercio internacional. (WTO, 2012)
El impacto de la globalización
En palabras de Castell, la globalización actual es una reestructuración del sistema capitalista la cual ha sido posible "porque los Gobiernos han hecho una descentralización de los mercados y las empresas se han estructurado a través de sus redes para trabajar en el ámbito global". Esta nueva economía que ya está cambiando la sociedad, el trabajo y las relaciones interculturales, necesita a la educación "como factor esencial para la igualdad". (Morán, 2000)
Por otra parte, estamos de acuerdo con Castell cuando afirma que la globalización económica se manifiesta, entre otras cosas, en las expectativas de crecimiento de los valores bursátiles más que en los dividendos que las propias empresas generan. (Morán, 2000)
Un rasgo distintivo de la globalización cabe apuntar es la excesiva concentración del poder económico y la aparición de nuevas oligarquías, pues en efecto es relativo el beneficio que algunos países “emergentes” logran gracias a la globalización, pues en estos países se está viviendo la nueva revolución del capitalismo aun considerando que más del cincuenta por ciento de la población en dichas economías no ha logrado alcanzar la revolución industrial.
Immanuel Wallerstein (2008), afirma que la ideología de la globalización neoliberal ha estado en boga desde principios de los años ochenta, idea nada nueva en la historia del sistema del mundo moderno. Más bien era la muy vieja idea de que los gobiernos del mundo debían dejar de “estorbarle” a las grandes y eficientes empresas en sus esfuerzos por prevalecer en el mercado mundial. (2)
En los años ochenta, estas ideas fueron propuestas para contrarrestar a las también viejas visiones keynesianas y/o socialistas que habían prevalecido en la mayoría de los países del mundo. Cabe destacar que tanto en las economías socialistas como en las mixtas se acepta la acción del estado bajo la mirada de proteger a los ciudadanos de las corporaciones monopólicas propiedad de los extranjeros.
El programa de globalización neoliberal sacó ventaja del estancamiento mundial derivado del largo periodo de expansión global posterior a la Segunda Guerra Mundial, que sin lugar a dudas impulsó la aplicación de la teoría keynesiana para los países capitalistas y la teoría kalekiana en los países socialistas, donde la intervención de las políticas públicas era necesaria y justificada.
Las ideas socialistas, aun las keynesianas, fueron debilitándose en la opinión pública y las élites políticas renunciaron a ellas. La situación más dramática fue la caída de la Unión Soviética en 1991. A lo anterior habrá que sumar la apertura de la China comunista al capitalismo en 1989.
Un rasgo particular de la globalización en los primeros años de la década de los noventa fue el éxito económico a través del alza en los mercados bursátiles; sin embargo, este no se basó en ganancias de la producción, sino en las manipulaciones especulativas financieras.
La efervescencia de éxito del mercado pronto mostró su verdadero rostro y la caída de la tasa de ganancias comenzó a ser visible a mediados de los noventa. De tal forma que podemos afirmar que la globalización neoliberal se caracteriza por una oscilación cíclica en la historia de la economía del mundo capitalista.
La globalización ha implicado una transición, en palabras de Alain Touraine (1996), de economías nacionales de producción, que eran proyectos globales de modernización, a la vez nacional, social y económica, a la necesaria adaptación de cada país y cada empresa a unos mercados mundiales cada vez más abiertos, más competitivos, más numerosos con segmentos más grandes de oferentes y demandantes, innovaciones tecnológicas que invitan a las economias emergentes a integrarse y sectores económicos de reciente creación que desaparecen de forma acelerada.
Para países como el nuestro, las recomendaciones de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico han insistido en una serie de medidas que permiten resolver problemas urgentes: incrementar la productividad; generar condiciones para una mayor competitividad además de eliminar la inflación, reducir el déficit fiscal, incrementar las exportaciones, incorporar las nuevas tecnologías y contribuir a su desarrollo y, por consiguiente, elevar el nivel de la educación y de la investigación. Todas estas acciones de política económica son imperativos de los que ningun país se puede librar al estar inserto en el esquema de globalización. Todo lo anterior permite afirmar que la mundialización del mercado y, por tanto, de la producción genera directamente elevados niveles de tensión financiera.
Gráfico 1
Cientificos invetigadores y emprendedores mostraron cifras de las Naciones Unidas que señalan que Israel es el país que más invierte en Investigación y Desarrollo con 4.5% del PIB, Finlandia invierte 3.5 %, Japón 3.4 %, Suecia 2.8 % y EU 2.61 %.
Elaboración propia con datos de: Oppenheimer, A. (2010). ¡Basta de Historias! La obsesión latinoamericana con el pasado y las 12 claves del futuro. México: DEBATE.
Gráfico 2
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Según un estudio a nivel mundial de la OCDE, en total China invierte en Investigación y Desarrollo el equivalente a 1.4 % del PIB, Brasil 0.9 %,Argentina 0.6 %, México 0.4 %, Colombia y Peru 0.1 %.
Elaboración propia con datos de: Oppenheimer, A. (2010). ¡Basta de Historias! La obsesión latinoamericana con el pasado y las 12 claves del futuro. México: DEBATE.
Lo anterior nos coloca en necesidad urgente de crear o reforzar la integración de los actores sociales más importantes para cualquier país, tales como: la innovación tecnológica que deben llevar a cabo los empresarios, lo que necesariamente implicará entre otras cosas una transformación de la función de la banca y las finanzas; así como de la administración y el gasto público y, por supuesto, del sistema educativo y de manera especial lo referente a la Educación Superior.
Gráfico 3
En el índice de Nasdaq de empresas tecnológicas de Wall Street, Israel tiene 63 empresas tecnológicas cotizadas, mientras que Japón tiene seis, Irlanda tiene cinco, Gran Bretaña cinco, Alemania dos, Francia dos y China ninguna.
Elaboración propia con datos de: Oppenheimer, A. (2010). ¡Basta de Historias! La obsesión latinoamericana con el pasado y las 12 claves del futuro. México: DEBATE.
La Educación Superior tendrá que integrarse a los nuevos paradigmas porque, en efecto, la educación que queremos debe tener como lema la afirmación de Castells: “aprender en la sociedad de la información “ y “aprender a aprender” de forma continua.
Indica el profesor Castells que la globalización supone un cambio esencial en la tarea del profesor, que no puede saberlo todo como antiguamente, por lo tanto de lo que se trata es de impulsar el desarrollo en quien está aprendiendo y de potencializar la capacidad de aprender. De tal forma que el reto para la educación superior y, en concreto para las universidades, es preparar para que aun sabiendo poco se pueda aprender todo rápidamente. Refuerza su planteamiento el profesor Castell cuando afirma que el estudiante esté aprendiendo en forma permanente y no solo en la edad escolar como se concebía tradicionalmente, reforzando así la idea de una educación permanente. (Tarabini Castellani & Bonal Sarró, 2011)
Por otra parte, el sociologo Manuel López Enguita de la Universidad de Salamanca coloca especial atención a los contenidos educativos de los programas de estudio en el nivel superior y se refiere a que estos deben progresar para pasar de una aplicación de unas rutinas a unas tareas, denominando a esta acción conocimiento operativo; y a la creación de rutinas nuevas para tareas nuevas o ya conocidas, conocimiento científico. (Tarabini Castellani & Bonal Sarró, 2011)
Coincidimos en esta postura. Los cambios en la producción derivados de la adopción de nuevas tecnologias implicarán cambios en los programas educativos, en la construcción del conocimiento y, por supuesto, en la formacion y especializacion de los profesores, quienes deberán enseñar en forma diferente y estar mejor preparados. Además, los profesores de hoy en día nos encontramos con nuevas responsabilidades, tales como educarnos con valores más sólidos que nos permitan formar a nuestros estudiantes con una personalidad flexible, dinámica e integrarlos a la familia y la sociedad ya que, en efecto, la globalización entre otras cosas provoca procesos de fragmentación y de aislamiento. Hoy en día se privilegia la comunicación electrónica, por tanto, los niños y los jóvenes aprenden afuera de la escuela lo que no se les enseña ahí sobre las redes de comunicación.
La universidad pública ante la globalización
Nos queda claro que el papel de la universidad ha sido fundamental en los países de América Latina y en particular en México, pues ha puesto las bases para construir el proyecto de nación. Es correcto afirmar que la educación impacta de manera importante en el desarrollo económico de cualquier país; la educación superior además de cultivar el conocimiento, de promover la investigación y de generar el avance científico y tecnológico de un país, construye todo un ideario político y cultural y, en definitiva, crea y recrea un conjunto de valores que se proyectan a través de las universidades.
Gráfico 4
Sólo 2 % de la inversion mundial en Investigación y Desarrollo tiene lugar en los países latinoamericanos y caribeños. Comparativamente, 28 % tiene lugar en los países asiáticos, 30 % en Europa y 39 % EU.
Elaboración propia con datos de: Oppenheimer, A. (2010). ¡Basta de Historias! La obsesión latinoamericana con el pasado y las 12 claves del futuro. México: DEBATE.
Por tanto, la Universidad Pública no puede ser un sujeto de cambio si ella misma no se renueva, si no se convierte, a su vez, en objeto protagónico del cambio.
Los retos de la Universidad Pública, sobre todo en el contexto actual de la globalización y sus repercusiones, hace necesario el rediseño de las políticas educativas en nuestro país; por ejemplo, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla al llevar a cabo actualmente los cambios necesarios involucra a la comunidad universitaria para discutir y proponer un nuevo modelo educativo, que nos permita preparar profesionales equipados con los más amplios conocimientos, capacidades y habilidades de pensamiento crítico y creativo. Se requiere innovar y trabajar en ambientes multi y transdisciplinarios con miras a alcanzar el desarrollo y la transformación social, cultural y económica tan anhelados por todos los mexicanos.
Gráfico 5
Mientras que el año escolar tiene 243 días en Japón, 220 en Corea del Sur, 216 en Israel, 200 en Holanda y Tailandia y 186 en EU, en los países latinoamericanos suelen ser de 166 días; en Uruguay es de 155, Argentina 180, Chile 190, Brasil y México 200 y en algunas provincias 130 días.
Elaboración propia con datos de Oppenheimer, A. (2010). ¡Basta de Historias! La obsesión latinoamericana con el pasado y las 12 claves del futuro. México: DEBATE.
Entender de esta manera la misión de la universidad nos obliga a definir y caracterizar el lugar y tarea que históricamente se le ha asignado a la universidad pública pues esta representa el nivel más alto del sistema educativo. Existen múltiples posturas con respecto a la definición y al papel de la universidad, aunque coincidimos plenamente en este tema con Alejandro Salcedo Aquino (2009), cuando define a la Universidad como “representación del nivel más alto del sistema educativo, cuya función es desarrollar conocimiento científico, humanístico y técnico, y para ello se realizan tareas de investigación; es el lugar donde se obtienen los títulos que acreditan las competencias en estos campos; son las organizaciones encargadas del avance del conocimiento, donde se enseña, entrena y examina a los estudiantes en variados campos profesionales y científicos.”
Por otra parte, compartimos la idea de Béjar Navarro cuando afirma que “tanto el sistema educacional como el científico, no son ajenos a los intereses políticos, económicos y personales.” (Béjar Navarro citado en Salcedo Aquino , 2009)
Desde la perspectiva anterior, estudiosos como Hugo Zemelman destacan: “la educación debe contribuir a forjar un proyecto de nación, un proyecto de país”, pero ante la ausencia de tal proyecto ¿para qué se forma?, ¿para la globalización?, pues en realidad el contexto general de la globalización nos coloca, ante los siguientes desafíos: ¿hacia dónde va el desarrollo de la sociedad humana por tanto las universidades cómo incorporan los temas epistemológicos y metodológicos; cómo resolver los problemas que enfrentan las sociedades globalizadas; cómo pensar la realidad cómo estudiarla cuál es su valor, todos estos desafíos deben resolverse cómo una tarea propia de las universidades. (Salcedo Aquino, 2009).
Por otra parte, autores como Carlos Tünnermann sostienen que la globalización puede ser entendida como un proceso progresivo y conflictivo, con una división internacional del trabajo muy desigual en amplias zonas geo-económicas, en marcos definidos de integración y en bloques de dominio de las potencias industriales y tecnológicas, lo que crea en su conjunto profundas brechas de desigualdad. (Salcedo Aquino, 2009)
Así pues, la misión histórica de la universidad pública tendrá que ser no solo asimilar el cambio social, sino generar los espacios de cambio, transformación e innovación a través del diseño de un modelo educativo que esté constituido con aristas de dinamismo, flexibilidad y una propuesta creativa que asimile la realidad económica, la explique y logre generar los conocimientos que la transformen para los escenarios del futuro que demanda la sociedad de la información y el conocimiento.
Para lograr lo anterior, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y en concreto nuestra Facultad de Contaduría Pública, deberán considerar la formación axiológica de docentes y estudiantes, tomando como base los principios de autonomía, respeto, responsabilidad, disciplina, corresponsabilidad, solidaridad con sentido de pertenencia e identidad para la construcción, generación y creación del conocimiento que contribuya al mejoramiento de la calidad de vida de la sociedad en su conjunto de nuestra comunidad universitaria y del entorno natural, vecinal e institucional.
Lo anterior nos obliga a afirmar que el carácter nacional de la universidad pública debe fortalecer una educación cívica cuyo propósito fundamental sea informar para formar en nuestros estudiantes un pensamiento crítico, propositivo y responsable, que fortalezca su participación como profesionales y ciudadanos multidimensionales. Nuestra sociedad hoy más que nunca requiere que los espacios universitarios ayuden a formar y fortalecer en nuestros estudiantes su sentido de pertenencia en relación con México, construyendo así una educación cívica, congruente y corresponsable. Esto hace necesario retomar la propuesta de la UNESCO sobre los cuatro principios que deben permear todo sistema educativo: libertad de expresión, acceso a la educación, acceso universal a la información y respeto a la diversidad cultural y lingüística.
Las tendencias mundiales en la Educación Superior para la generación y creación del conocimiento
Daniel Schugurensky (1998), afirma que una de las repercusiones de los actuales procesos de globalización tiene que ver con la reestructuración de la educación superior en el mundo contemporáneo, pues de hecho en primera instancia la globalización ha modificado a la economía y a los mercados con impactos importantes en la disminución y participación del “Estado Benefactor”. En la globalización, lo que impera son la oferta y demanda del mercado y, por ende, la mercantilización de la cultura que en las instituciones universitarias se refleja en nuevos discursos y prácticas que hacen énfasis en el valor del dinero, la mayor oferta de opciones, el análisis de costo beneficio, entre otros, pero sobre todo, en elevar los indicadores de desempeño y selectividad, pues la mayoría de las disciplinas tiene que probar su valor mediante su contribución a la economía.
En lo que corresponde al contexto latinoamericano, Simón Schwartzman (1999) cuando aborda el problema latinoamericano frente a las tendencias globales, afirma que la educación superior debe prepararse para enfrentar las nuevas tendencias de desarrollo para las economías globalizadas. Las Instituciones de Educación Superior ante la globalización están bajo fuertes presiones para que sus egresados sean más productivos, competitivos y especializados, de tal manera que a la universidad corresponderá administrar eficientemente sus recursos en procesos de aplicación más transparentes, eficientando sus procesos administrativos e incrementando sus resultados. Lo anterior las colocará en las mejores condiciones para ser evaluadas ante los organismos de acreditación, pues las universidades han transitado de sus viejos esquemas de administración y gestión institucional, para reemplazar estos por nuevas formas administrativas en la generación y aplicación del conocimiento. Sin embargo, cabe destacar que el mayor desafío que las universidades deben experimentar tiene que ver con los contenidos de los programas de estudios, de tal forma que la pregunta central es: ¿cuál es la mejor forma de ofrecer a los estudiantes contenidos que cobren significado por su pertinencia y calidad y aun más por la aplicación de estos en el ámbito profesional y disciplinario? Entonces las universidades que alcancen el éxito, serán aquellas que logren el cambio, la transformación y la innovación para que con su capacidad instalada, sus investigadores, docentes y estudiantes, tengan acceso a la información, comunicación y a los intercambios en una genuina relación multicultural.
Para dar mayor sentido a lo anterior tomamos las ideas de José Joaquín Brunner: “las instituciones de educación superior tienen que reformarse pues si bien es cierto en el pasado podían subsistir aisladas, hoy más que nunca su desarrollo proviene del exterior más que de su interior”.
Brunner agrega que las universidades podrán estar en condiciones de enfrentar los desafíos que la globalización les impone, si y solo si fortalecen:
Gráfico 6
Actualmente, Corea del Sur es uno de los países que patentan más nuevos productos, en 2008 registró 7500 patentes, mientras que Francia 3200, Gran Bretaña 3100,España 300, Brasil 100, México 55 y Argentina 30.
Elaboración propia con datos de: Oppenheimer, A. (2010). ¡Basta de Historias! La obsesión latinoamericana con el pasado y las 12 claves del futuro. México: DEBATE.
Las universidades públicas deben acercarse a las fundaciones internacionales para diseñar sus políticas administrativas pues en paralelo podrán ser conocidas y reconocidas por dichas fundaciones y estarán en posibilidades de ser apoyadas por estas. Además, las universidades deberán hacer énfasis en incorporar en la agenda de planeación y desarrollo los temas de investigación, asesoría y consultaría para la empresa, así como la oferta de talleres, conferencias y capacitación de la fuerza laboral de estas, pudiendo todo esto contribuir a la construcción de un verdadero vínculo entre la universidad con la producción y la empresa, generando así recursos adicionales para el desarrollo de la investigación y la docencia, tareas fundamentales de la universidad pública.
Cabe señalar que la brecha entre los países en desarrollo y los plenamente industrializados con respecto al aprendizaje de nivel superior y la investigación, es enorme y que se ha ensanchado aún más con la globalización. Por ello, consideramos que la educación superior constituye un importante instrumento para promover y alcanzar niveles más adecuados en el desarrollo humano y sostenible, a este respecto la UNESCO recomienda que las instituciones de educación superior deben guiarse por tres principios rectores: relevancia, calidad e internacionalización, buscando un fuerte vínculo a través de la docencia, la investigación y la extensión con el mundo laboral.
Lo expresado hasta ahora y derivado del análisis de los principales organismos internacionales tales como la UNESCO y la propia OCDE, nos permite afirmar que existe una gran coincidencia en muchas de las recomendaciones que estos organismos plantean para reestructurar a la educación superior y dar respuesta a las necesidades del mercado y del Estado. Si bien es cierto que algunas recomendaciones se han puesto en marcha en nuestro país, su aplicación no ha permitido alcanzar los mejores resultados, por lo que resulta urgente para la educación superior lograr un nexo que atienda de mejor manera las necesidades de las empresas, los servicios y la sociedad en su conjunto.
Globalización y política educativa
Reconocer la importancia que tienen los procesos de globalización sobre las diferentes dimensiones de la política educativa, nos obliga a explorar los efectos teóricos y metodológicos que ha generado la globalización. Para ello basta mencionar que desde la década de los noventa, los gobiernos y los organismos internacionales habían coincidido en definir a la educación como una herramienta fundamental para luchar contra la pobreza. Por tanto, podemos inferir que la educación repercute enormemente en los ingresos y la productividad laboral; es más, que es una herramienta eficaz para promover la cohesión social, de tal forma que aumenta el capital cultural y familiar, pues impacta en aspectos transcendentales como la salud y el crecimiento poblacional. Todos estos elementos juntos se convierten en un instrumento que determina el desarrollo nacional, tal como lo expresa Tarabini (2011).
En el año 2000, la Declaración de Lisboa estableció que la prioridad para la Unión Europea para la primera década sería, “convertir a la Unión en la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible, con más y mejores empleos y con mayor cohesión social”. Para alcanzar este objetivo afirmaron en dicho evento que no era suficiente una transformación de la economía europea sino también, y de manera enfática, una modernización sobre la concepción del estado de bienestar y, de manera especial, del sistema educativo europeo. Para ello se propusieron tres objetivos estratégicos que debían permear en todo el sistema educativo europeo:
Dicho objetivo, alcanzado por la Unión Europea, debe ser un referente obligado para América Latina y, en particular, para México. Sin pretender asumir una postura apologética con respecto a la globalización, nuestro sistema educativo en la formación de profesionales debe lograr ser lo suficientemente capaz de responder a los retos económicos, políticos, sociales, científicos y tecnológicos que impone la globalización.
Porque, en definitiva, más allá del modelo educativo de nuestro país, las universidades públicas deben contribuir a la formulación y construcción de un gran proyecto económico, político y social que no solo resuelva cuestiones técnicas y de producción, sino ir más allá para generar mejores condiciones de vida de las futuras generaciones.
Actualmente algunos autores sostienen que “la globalización ha alimentado el dominio estadounidense de la educación superior y la investigación, y viceversa.”
Marginson y Ordorika identifican algunos de los parámetros relevantes que guían dicha influencia, derivada del enorme gasto que durante los últimos sesenta años ha realizado Estados Unidos en la investigación básica y aplicada en sus universidades. Ello les ha permitido cultivar y fortalecer diversas áreas; no olvidemos que la investigación científica es muy costosa.
El proceso de investigación básica de las universidades, concretamente en Estados Unidos, ha permitido atraer a estudiantes de todo el mundo (los mejores talentos, los más preparados e ingeniosos) que buscan trabajar en proyectos de investigación y obtener títulos de posgrado, especialmente en los campos científicos y tecnológicos.
Por tanto, una de las principales razones por la que otros países se proponen copiar el modelo educativo de las universidades de Estados Unidos tiene que ver con la formación de profesionistas que creen una nueva fuerza laboral innovadora, calificada y altamente competitiva.
Así entonces, América Latina y en particular México buscan la transformación y la innovación de sus universidades, tomando como modelo las universidades del primer mundo. Si las universidades estadounidenses y las europeas son merecedoras de ser emuladas, debemos tomarlas como ejemplos a seguir si queremos que las universidades públicas de nuestro país verdaderamente logren contribuir a nuestra economía para alcanzar una mayor competitividad frente a las economías más desarrolladas. Cabe destacar que las economías más fuertes, como Estados Unidos, Japón, Alemania y China, desarrollan investigación científica básica que se traduce en: nuevas tecnologías, nuevos productos, nuevos patrones de consumo, una fuerza laboral mejor preparada, proyectos de investigación nacional e internacional innovadores, obteniendo por tanto mayores ganancias a través del crecimiento económico.
A manera de conclusión
El reto finalmente para la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y, en concreto, para la Facultad de Contaduría Pública, será motivar a sus investigadores, docentes y estudiantes en una tarea fundamental: contribuir con la idea de que la ciencia genera conocimiento en su forma más noble, partiendo de la confianza en la ciencia experimental como una herramienta para descubrir los secretos de la naturaleza, siempre y cuando se vincule el conocimiento científico con un auténtico contexto social que fortalezca la dimensión cultural de las universidades. En efecto, las universidades tendrán que motivar a sus investigadores, docentes y estudiantes a continuar con la tarea fundamental de desarrollar la imaginación y el conocimiento, para que este se traduzca en un auténtico saber que impulse a arriesgarse en la búsqueda de lo incierto; aquellos que hacen ciencia son capaces de ir más allá de los límites establecidos.
No es nuevo que las estructuras de poder se interesen en cooptar a los hombres de ciencia y que pretendan asimismo tener cierto control sobre la orientación de las investigaciones, objeto de tanta controversia.
Por tanto, la tarea fundamental de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla debe ser utilizar su imaginación, creatividad, reflexión y crítica, para transformarse e innovarse. Dichos cambios a su vez deben impactar en la economía, la administración y la aplicación de recursos no solo de las universidades sino de todo el país, poniendo énfasis en la formación sólida y competitiva de nuestros egresados, que les permita incorporarse al mercado laboral en las mejores condiciones y resolver las necesidades más apremiantes de nuestra sociedad.
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